Dulce María (nombre protegido) corretea entre las flores y los árboles de los amplios jardines, quizá ajena a las circunstancias que obligaron a su madre a huir del que fue su hogar y buscar refugio en Casa de Acogida para mujeres víctimas de violencia de Sucumbíos.
Junto a la madre de Dulce
María, seis mujeres viven refugiadas junto a sus hijos, en la Casa Amiga, de la
Federación de Mujeres de Sucumbíos, entidad que forma parte de la Red de 18 Centros
de Atención y 6 Casas de Acogida del Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y
Cultos.
Este espacio que cuenta con
un equipo multidisciplinario que con paciencia, ternura y afecto cuida de las
mujeres sobrevivientes de violencia y de sus hijos e hijas, abrió sus puertas
en el 2004.
También cuenta con un programa de atención integral a mujeres refugiadas de Colombia, problemática muy recurrente por tratarse de una provincia ubicada en la frontera.
En el taller ocupacional de
pintura, tejido y manualidades encontramos a Lucía, adolescente de 13 años,
víctima de violencia sexual. Su mirada tímida y el pincel sostenido por una de sus
resecas manos se concentran, buscan perfeccionar la pintura de un osito de
cerámica, quizá es el primer juguete que elabora para su hijo que está por
nacer.
En las manos de Rosario, una
mujer de la tercera edad se teje un bolso verde esperanza, hace años buscó
refugio en Casa Amiga, cansada de ser violentada por su pareja, su familia no
la ha buscado, al parecer la han olvidado, pero allí encontró nuevos afectos,
nietos que no son suyos la llaman abuela y la rodean de besos y la ayudan a
superar su soledad.
“Es admirable la fuerza y el
temple de estas mujeres que junto a sus hijos buscan superar la violencia y
seguir adelante. Y es más admirable la dedicación, cariño y profesionalismo,
ejes que están presentes en cada miembro del equipo humano que las ayuda y las
motiva a cambiar esas historias de violencia por nuevas oportunidades de vida”,
señaló Ledy Zúñiga Rocha, ministra de Justicia, mientras recorría por este
cálido y peculiar hogar de cientos de mujeres que han superado y siguen
superando los efectos de la violencia.
Parte de la terapia de la
que participan las mujeres de esta casa es el
círculo de sanación y poder de las mujeres, consiste en varias sesiones
(14) orientadas a la curación de las víctimas de violencia, primer paso para
superar el dolor emocional generado y psicológico generado por las distintas
formas de maltrato.
Para cerrar el círculo, cuentan
sus historias, a través de dibujos y bordados. En uno de ellos se ve una
familia feliz cubierta por un cielo azul y rodeada de mariposas, árboles y
flores, el dibujo está acompañado de un corto mensaje que lo dice todo, “queremos
amor no violencia”.
Uno de los resultados
positivos de la gestión ministerial 2014, fue la suscripción de convenios de
cooperación con la red de centros y casas, a través de esta red se brindaron 50.700
atenciones (médicas, asesoría legal y psicosocial) a mujeres y sus familias.
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