¿Es posible combatir los prejuicios y
aceptar la diversidad de género?, aunque el tiempo transcurra, aún se trabaja
para erradicar la discriminación hacia las personas de la diversidad sexual.
Seres humanos que han tenido que ocultar sus sentimientos y gustos para evitar
ser desplazados por sus amistades e incluso su propia familia.
Indistintamente del lugar, la
población GLBTI (gays, lesbianas, bisexuales, travestis, transexuales e
intersexuales), han tenido que vivir el rechazo e incluso la burla de la
sociedad que se resiste a creer en la existencia de estas orientaciones
sexuales.
La cárcel, tiempo atrás, se convirtió
en un lugar temido, pues las historias que se contaban eran un claro ejemplo de
la amenaza constante que vivía la población GLBTI.
Los derechos que tienen como seres
humanos eran irrespetados, ya que una vez detenidos su trajinar se convertía en
el “camino de espinas”, como lo llamaban. Las burlas, la marginación, el
impedimento al acceso de sus servicios y el abuso sexual se convirtió en una
rutina que los llevaba a tomar decisiones lamentables como el suicidio.
“No necesariamente en las cárceles de
Ecuador se daban estos casos, pero en otros países era y aún sigue siendo un
problema, porque así nos identifiquemos como gays, también tenemos nuestros
gustos para elegir a nuestra pareja sentimental y sexual”, manifiesta ‘Kassandra’.
Las campañas y talleres que se han
dictado a todas las personas privadas de libertad (PPL), han servido para crear
conciencia sobre la importancia del respeto hacia los demás seres humanos, sin
desmerecer su etnia, edad e incluso su identidad sexual.
La diversidad sexual dejó de ser un
tabú en el Centro de Rehabilitación Social (CRS) Regional de Cotopaxi. Las
personas que se han identificado como parte de la población GLBTI, con ayuda de
las autoridades del Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos, han
recuperado el respeto hacia ellos y a su orientación sexual.
“No importa si nacemos o nos hacemos
con el tiempo, lo que importa es que recuperemos nuestro espacio en la sociedad
y que ya no seamos discriminados, porque eso nos hace sentir mal”, explica
“Odalis”, persona privada de libertad del CRS de Cotopaxi.
La Dirección de Indicadores de
Justicia, Derechos Humanos y Estadísticas reporta que la población total de
GLBTI que se encuentra en el CRS de Cotopaxi es de 68 personas, de las cuales
43 son lesbianas, 12 son gays, cinco se identifican como bisexuales, cuatro
como travestis y los cuatro restantes como transexuales.
En los últimos años, esta población
de atención prioritaria ha estado inmersa en distintas actividades, muchas de
ellas organizadas por los funcionarios de esta Cartera de Estado, mientras que
otras han nacido de su intuición para trabajar a favor de sí mismos.
Una de las actividades que realizaron
fue una campaña por el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, en la que
explicaron a todos sus compañeros la diversidad de géneros que existen y cuáles
son sus diferencias.
Además, explicaron las formas de
contagio del VIH SIDA y la importancia de mantener una sola pareja sexual. “Nos
da gusto ver cómo nuestros compañeros nos han dado esta oportunidad de
expresarnos tal como somos, además nos han hecho partícipes de varios eventos
que nos han animado”, cuenta ‘Shizuca’.
En todas las etapas de este Centro de
Rehabilitación Social se ha trabajado directamente con las personas privadas de
libertad de la diversidad sexual. “El primer paso que se da es el de autoconocimiento,
en el que se determina si las personas están conscientes de su realidad y su
orientación sexual, una vez concluido el análisis, se trabaja en la expresión
de emociones para mejorar su vínculo entre la comunidad GLBTI y los demás
internos. Además se convoca a los familiares para solucionar los problemas de
aceptación”, explica Paúl Aguilar, psicólogo del CRS de Cotopaxi.
La Constitución del 2008 es la
primera Carta Magna del Ecuador que reconoce los derechos, deberes y
oportunidades de los homosexuales, en sus artículos 11 (numeral 2), 68 y,
fundamentalmente, en el 83 (numeral 14) se establece como deber y
responsabilidad de las ecuatorianas y los ecuatorianos, respetar y reconocer
las diferencias de género y la orientación e identidad sexual. Nadie podrá ser
discriminado por razones de etnia, lugar de nacimiento, edad, sexo, identidad
de género, de cultura, estado civil, orientación sexual, etc., que menoscaben o
anulen el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos.
Edwin Castelo, director del CRS de
Cotopaxi, manifestó que “todos los días se trabaja en campañas de
concientización sobre la diversidad de género y el respeto a absolutamente
todos sus derechos, como es el acceso a la salud, educación y actividades
laborales que tenemos dentro de este Centro, a las cuales pueden acceder sin
ningún problema, esto como parte de su rehabilitación social”.
Vestir de color anaranjado no solo ha
significado estar en un centro penitenciario, sino que para la población GLBTI
ha sido una de las opciones que les ha permitido estar en igualdad de
condiciones y derechos.
Datos:
En el artículo 176 del Código
Orgánico Integral Penal (COIP), se establece que la persona que salvo los
casos previstos como políticas de acción afirmativa propague practique o incite
a toda distinción, restricción, exclusión o preferencia en razón de
nacionalidad, etnia, lugar de nacimiento, edad, sexo, identidad de género u
orientación sexual, identidad cultural, estado civil, idioma, religión,
ideología, condición socioeconómica, condición migratoria, discapacidad o
estado de salud con el objetivo de anular o menoscabar el reconocimiento, goce
o ejercicio de derechos en condiciones de igualdad, será sancionada con pena
privativa de libertad de uno a tres años.
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