“Este es mi machete, mi herramienta de trabajo”, afirma Marlene Basurto, madre de una de las 59 familias que tras el terremoto del pasado 16 de abril vive en el albergue “Al empate Calceta”. Así se refiere a su máquina de coser, el único bien que logró rescatar de su vivienda destruida a causa del movimiento sísmico que afectó mayoritariamente a las provincias de Manabí y Esmeraldas.
Marlene tiene tres motores que la motivan día a día a superar el susto y las pérdidas materiales y a de a poco retomar la cotidianidad. Nicole de 18, Josué de 13 y Madeleine de 12 años. Por ellos, asegura, se levanta diariamente y casi de la nada ha logrado reactivar sus actividades productivas.
Elabora artesanías en cerámica, y es que la segunda semana de junio debe llevar sus piezas hasta Guayaquil, a una feria artesanal. También se dedica a la costura, vocación que ahora pone a disposición de las demás familias albergadas, pues es ella quien retoca las prendas que desde todos los rincones del país llegan a través de donaciones a este albergue.
Como ella, varios hombres y mujeres, con apoyo del Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos, han levantado sus pequeños negocios. Chiflerías, preparación y expendió de comida y dulces tradicionales abren sus puertas gracias al trabajo solidario de varios funcionarios de esta Cartera de Estado, quienes levantaron kioscos en el espacio designado por el Municipio de Calceta y que actualmente funciona como mercado del cantón.
“No son kioscos, es el amor de los ecuatorianos hacia el pueblo manabita, aquí estamos y estamos unidos, la solidaridad llega incluso desde las personas privadas de libertad que también sienten el dolor de su tierra y han aportado a la reactivación de Calceta”, acotó Zúñiga.
Por su parte, Bércida Loor, habitante del albergue de Calceta y beneficiaria que se dedica a la preparación y venta de comida agradeció el apoyo de autoridades nacionales y locales y de las y los ecuatorianos. “Gracias por estar aquí junto a nosotros apoyándonos”, afirmó.
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