Garantizar que las y los adolescentes Infractores que ingresan a los centros logren su integración o reintegración familiar, social y comunitaria a través de un acompañamiento integral apegado a la garantía y plena vigencia de los derechos humanos es el objetivo del Modelo de Atención Integral que aplica el Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos en los 11 centros de Adolescentes Infractores (CAI) a escala nacional.
De este modelo se desprenden cinco ejes que fomentan el tratamiento integral de las y los adolescentes en conflicto con la ley, entre los que se cuenta el laboral/ocupacional.
Así, en el Centro de Adolescentes Infractoras (CAI) Femenino de Quito, ubicado en Conocoto se desarrolló la Casa Abierta ‘Manos que trabajan’, como un espacio para dar a conocer el talento de las jóvenes que cumplen con medidas socioeducativas privativas de libertad, en este centro, a propósito del mes que conmemora a la mujer.
Productos obtenidos de los diversos talleres ocupacionales y laborales se mostraron a padres, madres, hermanos o personas allegadas a las 14 adolescentes que cumplen medidas privativas de libertad, que visitaron el CAI como una forma, además, de fortalecer los vínculos familiares, que es otro de los ejes que se promueven en el Modelo de Atención Integral.
“La idea es que los familiares o allegados conozcan la habilidad de las chicas. También queremos motivar a que pongan en práctica estas ideas productivas para generar microemprendimientos, que les permitan salir adelante”, explicó Elsa Salazar, coordinadora del centro.
Diversidad de productos
Los talleres de apicultura, de elaboración de velas, manualidades o de corte y confección arrojan productos como miel, propolio o velas de cera de abejas. Se suman otros productos elaborados a base de parafina con esencia y colorantes, como velas decorativas y religiosas, tejidos, bordados, mantelería, cojines decorativos, tarjetería bordada, diademas y bisutería.
Estos productos son el resultado de la puesta en práctica de las habilidades y destrezas de las chicas, las mismas que, encaminándolas hacia una visión empresarial, podrán constituirse en el sustento de ellas y sus familias, una vez concluido el periodo de privación de libertad.
“De esta forma motivamos la afición laboral, que facilita la reinserción social de las adolescentes”, concluyó la coordinadora, Elsa Salazar.
El Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos, con su Modelo de Atención Integral también busca incorporar en el proceso pedagógico a la familia como un actor clave con responsabilidad en la actuación del adolescente y promover su reflexión y análisis para que asuma la consecuencia de sus actos y relaciones en la vida de sus miembros, sobre todo si son niños, niñas o adolescentes.
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