El pasado 12 de mayo, Nicolás S. cumplió 20 años. Luego deberá esperar 20 días más para salir en libertad, tras cumplir la pena impuesta por la autoridad competente de 24 meses de medidas socioeducativas, en el Centro de Adolescentes Infractores (CAI) de Varones de Quito, conocido como Virgilio Guerrero. Su sueño es convertirse en técnico de fútbol profesional.
Por un momento piensa ante la inquietud de cómo evalúa su estancia en este centro. Se muestra grato. Dice que uno de los logros fue graduarse de bachiller, tras cursar sus estudios en un colegio particular de la capital, de forma presencial.
Y es que ha permanecido 1 año y nueve meses en el régimen de semilibertad, por lo que tras concluir las clases regresaba al CAI, lugar al que considera su hogar. Ahora hace planes a futuro. Sus ganas de salir adelante lo hicieron inscribirse en la Universidad Tecnológica Equinoccial, en la carrera de Marketing, a mediados del 2015.
No obstante, los negocios no le cautivaron como su pasión por el deporte. Decidió tomar otro rumbo y ahora solo espera que sea septiembre, para empezar sus estudios en Ciencias Técnicas del Deporte, en el Instituto de la Federación Ecuatoriana de Fútbol.
Sabe que está a tiempo. Reflexiona sobre la importancia de saber decidir en la vida. Que una mala elección puede traer consecuencias. Piensa nuevamente y dice que a sus 19 años, tiene la opción de irse por un oficio que le traerá satisfacciones a futuro.
“Mi papá fue arquero en las inferiores de Liga. En casa estamos muy ligados al deporte. Es lo que quiero hacer”, explica. A su corta edad ya integró equipos semiprofesionales, siempre como arquero.
Primero lo hizo en el Graf, cuando tenía 14 años. A sus 15 le llevaron al equipo de la Universidad San Francisco de Quito; a los 16 ya tapaba en la selección de la Federación Deportiva de Sucumbíos, donde fue dirigido por la ex gloria del Barcelona de Guayaquil, Flavio ‘el papi’ Perlaza y el exarquero de Emelec, Marcelino Cetre.
Habla con firmeza y amabilidad. Procura no caer en egoísmos. Dice que es un gran acierto que el Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos, a más de impulsar la educación, garantice la libertad de conciencia y creencias entre los jóvenes. Esto le ha facilitado hallar en Dios, un escape.
“Cuando no oro, siento que todo mi mundo se desbarata”, dice. “A parte de los programas pedagógicos del Virgilio Guerrero, la parte espiritual es algo fundamental para mí. He podido, con apoyo de los profesionales del Ministerio y de los sacerdotes capuchinos, delimitar un plan de vida. Estoy a tiempo”, añade.
Desde que ingresó al CAI Virgilio Guerrero, su perspectiva de vida cambió. Nicolás manifiesta que conoció chicos de su edad, con otras realidades, sumidos en situaciones de pobreza y violencia, sin elección. Eso le ha motivado a “no defraudar la confianza que mucha gente tiene en él”, al tiempo de convertirse en un puntal de ayuda para sus semejantes.
“Aquí te confrontan y te ayudan a crecer como persona”, expresa Nicolás, quien también se encarga de mantener en orden la sala de audiovisuales y el auditorio del Virgilio Guerrero, para cuando lo requieran.
Reconoce que gracias a la gestión de la Cartera de Justicia, ha desarrollado destrezas en actividades como metalmecánica, panadería o carpintería, que está seguro, en algún momento de su vida le servirán.
Modelo de Atención Integral
El Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos diseñó e implementó el Modelo de Atención Integral para adolescentes infractores, que tiene como objetivo garantizar que quienes ingresan a los CAI, logren su integración o reintegración familiar, social y comunitaria a través de un acompañamiento integral apegado a la garantía y plena vigencia de los derechos humanos.
Así, en el Modelo se considera a la educación, como uno de los ejes fundamentales para alcanzar la adecuada reinserción familiar y social de la o el adolescente que cumple medidas socioeducativas privativas de libertad.
Hasta el 29 de febrero de 2016 se contabilizaron 325 adolescentes en conflicto con la ley, que cumplen medidas institucionales en los 11 CAI del Ecuador, de ellos 314 han sido promovidos a los distintos niveles, luego de aprobar las asignaturas pertinentes al año lectivo 2015 – 2016. Cabe señalar que los 11 restantes están en proceso de ingresar a la universidad tras concluir exitosamente el bachillerato.
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