Luiza Carvalho se incorporó a ONU Mujeres como directora
Regional para las Américas y el Caribe en noviembre de 2014. La promoción de la
igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres ha sido un objetivo
constante a lo largo de su carrera en el sistema de Naciones Unidas. Durante la
visita que efectuó a los refugios temporales de Calceta y Rocafuerte, junto a
Ledy Zúñiga Rocha, ministra ecuatoriana de Justicia, analizó la situación de mujeres y niñas albergadas
tras el terremoto del pasado 16 de abril.
Aquí sus impresiones:
¿Cómo
ve el trabajo que desarrolla el Gobierno Nacional en las zonas afectadas por el
terremoto del pasado 16 de abril?
De manera general muy bien. Nosotros por la cercanía de
cuando el hecho pasó, la gravedad del terremoto, el número de personas
afectadas, esperábamos ver y encontrar una situación mucho más difícil, con muchas
necesidades. Claro hay necesidades, pero también hay una predisposición, una
forma muy positiva para enfrentar la catástrofe. Tras los recorridos que
realizamos junto a Yannick Glemarec, director Ejecutivo Adjunto de ONU Mujeres
y a Moni Pizani, de ONU Mujeres Ecuador, tenemos la clara impresión de que hay
una combinación muy positiva de factores y una predisposición para una rápida
recuperación por parte de la comunidad, una presencia fuerte del Gobierno en
todos sus niveles y una presencia muy importante de mujeres en puestos de
liderazgo en los albergues, la participación activa de mujeres tanto policías
como militares apoyando en las labores de seguridad y también todo el
compromiso de las diferentes agencias de Naciones Unidas, además de la
cooperación internacional. Todos estos factores garantizan el éxito en la pronta
recuperación tras el terremoto. Ecuador ha sido siempre un país de grandes
ejemplos y este será uno más que vamos a llevar a otros países de la Región.
Sin
duda el aporte de los organismos internacionales ha sido fundamental, hoy junto
al Ministerio de Justicia han hecho la entrega de herramientas de trabajo a
varias mujeres en los albergues de Calceta y Rocafuerte. ¿Cuál es el objetivo
de ONU Mujeres con esta entrega?
La intención es promocionar la autonomía económica de la
mujer en un contexto de grandes dificultades y de necesidad de recuperación muy
rápida. La segunda intención es expandir la posibilidad de que estas mujeres,
que son muy jóvenes, tengan acceso a
líneas de financiación para su actividad productiva. Las crisis tienen este
lado positivo, que son muy pocos, pero muchas veces proporciona oportunidades,
y más si las hacemos, las tomamos y trabajamos para hacerlas más inclusivas,
más personas van a favorecerse, a restablecer sus negocios y a acceder a
oportunidades que quizá no tenían antes. Y también, con la esperanza de que
también los donantes puedan apoyar más, con más recursos la respuesta que
todavía está muy baja, me refiero al aporte de recursos desde la coordinación,
la cooperación internacional. Tenemos la esperanza de que con estas iniciativas
podamos contar ahora con el apoyo de otros cooperantes para que éstas se puedan
financiar y extender más los beneficios.
¿Este
apoyo que usted sugiere, se refiere al aporte económico o también a otras
herramientas que permitan reactivar a las mujeres y en general a los habitantes
de las zonas de desastre?
Bueno son los dos aspectos, es una combinación bonita
porque sabemos para que usar los recursos, existen las oportunidades, por tanto
ya existe un grupo grande de proyectos positivos muy transformadores de la realidad
a la que los donantes pueden aproximarse, conocer, visitar… Aquí (Calceta y
Rocafuerte) yo creo que son lugares donde vamos a tener muchas oportunidades de
vislumbrar varios frentes que pueden contar con la cooperación financiera y
también técnica de otros donantes. Yo creo que es necesario, tratar lo más fuerte que se
pueda en invertir, en financiar nuevas actividades.
La participación de la mujer en actividades no tradicionales como la pesca, la construcción, son evidencias de nuevos modelos, de nuevos caminos que además de aportar a la reactivación ayudan a romper esos roles culturales que justifican la violencia de género. Si buscamos algún lado positivo de este desastre que atraviesa Ecuador es justamente ese, el poder reestructurar las relaciones sociales.
La participación de la mujer en actividades no tradicionales como la pesca, la construcción, son evidencias de nuevos modelos, de nuevos caminos que además de aportar a la reactivación ayudan a romper esos roles culturales que justifican la violencia de género. Si buscamos algún lado positivo de este desastre que atraviesa Ecuador es justamente ese, el poder reestructurar las relaciones sociales.
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